El inolvidable viaje en bicicleta de Albert Hofmann y la LSD

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En esta ocasión, acompáñanos a conocer un poco más del LSD y el padre de esta sustancia tan controversial: Albert Hofmann.

Albert nació en Suiza un 11 de enero de 1906. Desde joven se interesó por los temas de la química, lo cual le llevó a estudiar en la universidad de Zurich. Una vez que terminó el doctorado, Hofmann ingresó al departamento químico-farmacéutico de los laboratorios Sandoz. Ahí trabajaba en un programa de investigación dirigido a encontrar los posibles usos de los alcaloides del grupo ergolina, presentes en el cornezuelo del centeno, un hongo que infecta los granos del cereal que se utilizan para hacer pan de centeno.

«Nosotros queríamos aislar los principios activos del hongo cornezuelo y conseguí producir uno de esos alcaloides, al que llamamos Methergin. Fue mi primera síntesis en laboratorio», comentó al periódico el País en 1987.

«Pero para producir este compuesto debíamos conseguir ácido lisérgico, que es el núcleo común de todos estos alcaloides del cornezuelo. Desarrollamos un procedimiento para producirlo sintéticamente, dijo Hofmann.

«Fue entonces cuando produje LSD-25. En realidad yo estaba intentando conseguir un analéptico, es decir, una sustancia estimulante del sistema circulatorio y respiratorio» apuntó Albert.

Tras lograr sintetizar la ergobasina, comenzó a trabajar en otros derivados amidas del ácido lisérgico. La dietilamida del ácido lisérgico es el vigésimo quinto derivado del ácido lisérgico que sintetizó (de ahí su nombre: LSD-25)

Posteriormente, la LSD dejó de trabajarse en el laboratorio.

Sus propiedades psicodélicas no se descubrieron hasta 1943, cuando Hofmann, siguiendo lo que denominó «un curioso presentimiento», volvió a trabajar sobre el compuesto.

Cortesía.

El día en bicicleta de Albert Hofmann

El 16 de abril de 1943, Hofmann volvió al trabajo con esta sustancia. Durante uno de sus procesos, accidentalmente se expuso a una cantidad pequeña recién sintetizada. Entonces sintió náuseas y un ligero mareo, así que decidió terminar de trabajar por el día. Debido a las restricciones de la Segunda Guerra Mundial con la movilidad automovilística, Albert se montó en su bicicleta y regresó a su casa.

Durante ese viaje, el químico experimentó alucinaciones, distorsiones visuales,  un «estado similar a la ebriedad», no desagradable, que se caracterizaba por una estimulación extraordinaria de la imaginación. En un estado similar al ensueño, con los ojos cerrados contemplaba series ininterrumpidas de «imágenes fantásticas, formas extraordinarias con patrones de colores intensos, caleidoscópicos». 

El estado duró unas dos horas, Hofmann pensó que estos efectos psicoactivos se debían a que había absorbido accidentalmente una pequeña cantidad de LSD-25 por vía cutánea. 

Tres días después, tomó una dosis está vez ingerida para poner a prueba sus efectos; este día pasó a ser conocido más tarde como «el día de la bicicleta.

Fue el 19 de abril de 1943 cuando el doctor Hofmann ingirió 250 µg de LSD, pues, pensando que podría ser la dosis mínima. Sin embargo, pronto descubrió que fue demasiado y que la sustancia tenía una potencia superior a la de casi cualquier otra conocida en la época.

La dosis que se administró era en realidad muy superior a la que más tarde se aconsejó para fines terapéuticos. Tras ingerir la sustancia, Hofmann sintió que le costaba hablar de forma inteligible y pidió a su asistente de laboratorio, que estaba al tanto del experimento, que le acompañase en su viaje a casa en bicicleta. Durante el viaje a casa, el estado de Hofmann se agravó, y en su diario escribió que todo lo que había en su campo de visión ondulaba, distorsionado como una imagen en un espejo cóncavo. 

El químico paso un largo viaje con grandes alucinaciones, experiencias sensoriales y un malestar que lo llevo a solicitar a un doctor temiendo de estar sufriendo una sobredosis.

Tras recuperarse del gran viaje, se dió cuenta de que tenía en sus manos algo totalmente nuevo que podría ayudar en dosis controladas a varias enfermedades psiquiátricas y revolucionar otro tipo de estudios. 

Desde aquel día, cada 19 de abril se celebra el día de la bicicleta recordando lo que le sucedió a Albert con la LSD.

Cortesía.

El boom y declive de la LSD

El LSD fue introducido por los laboratorios Sandoz como medicamento comercial para diversos usos psiquiátricos en 1947 bajo la marca Delysid. Muchos psiquiatras y psicoanalistas vieron en ella un agente terapéutico muy prometedor. En la década de 1950 incluso la CIA la estudiaba para programas de control mental y como arma de guerras químicas.

El LSD comenzó a ser usado también por varios artistas como fuente de inspiración para artistas. Un ejemplo de ello es la banda de rock. El músico Syd Barrett, fundador e integrante de la banda que se caracterizó en sus inicios por los sonidos psicodélicos, propios del rock psicodélico, fue un consumidor de LSD. La banda The Beatles fue también conocida por utilizar drogas para explorar nuevos mundos y para componer grandes piezas musicales.

Además, la LSD significó una revolución social y cultural globalmente. A partir de los años 50 fue pasando al dominio público. Las drogas siempre habían formado parte de cierto imaginario bohemio. También se hicieron varios ensayos con dosis menores a las consumidas de manera recreativa para tratar enfermedades como la esquizofrenia, adicciones y como analgésico para enfermos terminales de cáncer, algunos con resultados positivos. 

El ácido tenía tal capacidad de cambiar el mundo. Durante los años sesenta, en plena Guerra Fría, existió un muy importante comercio entre Checoslovaquia y California. De hecho, el país comunista fue el último país en producir legalmente LSD hasta el 75.

El uso extramedicinal y abusivo del fármaco ocasionó una tormenta política en la década de los 60’s lo que llevó a la prohibición de la sustancia. Haciendo ilegal y prohibiendo todos sus usos, tanto medicinales, recreativos y espirituales.

En 1962, el Congreso de EE. UU. aprobó una nueva normativa sobre fármacos, en la que el LSD quedaba catalogado como “droga experimental”. Esto suponía la prohibición de su uso clínico. En 1965 se dio un paso más con la Enmienda para el Control del Abuso de Drogas, que penalizaba como delitos menores la producción ilegal y la venta, aunque no la posesión. Finalmente, En abril de 1966, los laboratorios Sandoz dejaron de comercializar LSD, y en 1968 se modificó la Enmienda, convirtiendo la posesión en delito menor y la venta en delito grave.

A pesar de ello, la ilegalización del LSD no pudo frenar su uso creciente entre la juventud estadounidense. La experiencia psicodélica se convirtió en uno de los rasgos de identidad del movimiento hippie. 

Durante esta época, en estados unidos corría la gobernatura del presidente Nixon. Entonces fue que se fundó la DEA: United States Drug Enforcement Adminsitration, por sus siglas en inglés.  Este departamento se fundó para investigar delitos en relación con la producción, comercialización y consumo de drogas. 

«Inmediatamente tuve problemas, porque estas sustancias, estas drogas, al igual que las drogas sagradas, tenían que usarse con gran cuidado. Así lo entendían los indios. Sólo el shaman podía usarlo y tenía que estar preparado. Los indios creían que si uno ingería el hongo y no estaba limpio, se volvía loco o el hongo podía matarlo. Pero los hippies, y la gente en general estaban tomando el LSD en cualquier lugar sin estar preparados en absoluto. Y entonces pasó lo que los indios ya sabían, la gente se volvía loca y neurótica. Acababa en hospitales, en clínicas psiquiátricas, y yo tuve problemas» expresó Hoffman en una entrevista.

«Creo que la última vez que tomé fue en 1972. La gente me pregunta: ‘Por qué no lo usa más usted?’, y yo les contesto: ‘Porque ya entendí el mensaje de la LSD, no considero necesario que me lo repita’. Mi mente ya está abierta, no necesito abrirla de nuevo», dijo Albert cuando le preguntaron si seguía consumiendo LSD.

Hofmann murió en 2008 a los 102 años. Él consideraba que la sustancia había sido secuestrada por el movimiento hippie y que había sido injustamente demonizada.

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¿Cómo funciona el LSD?

El LSD es una droga considerada alucinógena y psicodélica. Estas drogas cambian la forma en que experimentamos el mundo. Cambios en Estados de conciencia, muchos visuales, euforia y energía. El LSD también puede canalizar intensas experiencias espirituales, durante las cuales los usuarios pueden experimentar cuestiones místicas y sentido de pertenencia con el universo o algún orden mayor. . Dependiendo de la dosis pero puede durar hasta 12 horas o más su efecto

Para su presentación, normalmente se coloca una gota de LSD en un cuadradito de papel que conforman una plantilla. Las plantillas completas normalmente son de gráficos y arte impresionante. 

También conocido como ácido, ajo, Lucy en el cielo con diamantes (de la canción de los Beatles: Lucy in Sky with Diamonds), papeles y más. El LSD afecta la manera en la que actúa el cerebro, la llamada serotonina, conocida popularmente como la hormona de la felicidad. Este es un neurotransmisor responsable de regular los estados de ánimo, el apetito, el control muscular, la sexualidad o el sueño.

En la actualidad desde finales de los años 90’s resurge su uso recreativo entre jóvenes despertando una vez más la curiosidad en nuevos científicos y varias disciplinas. Hoy, existen varios estudios de LSD cómo tratamiento para la depresión y PSTD o síndrome postraumático por asociaciones avaladas por gobiernos y varias universidades alrededor del mundo.

Estudios actuales

Del LSD se conocen sus efectos, pero aún hay muchas incertidumbres. Especialmente en su forma de actuar en el sistema nervioso central. Actualmente, existen universidades o centros de investigación como MAPS, donde se estudian los usos beneficios de drogas, como la LSD. En la John Hopkins University, ubicada en Baltimore, también existen científicos experimentando con esta sustancia, donde se buscan los beneficios terapéuticos. 

«Hoy sabemos que el LSD toca un neurotransmisor como la serotonina y un receptor muy particular: el 5-HT2A. Otras drogas psicodélicas como la psilocibina de los hongos alucinógenos tienen el mismo principio. Hoffman quería expandir su nivel cognitivo con fines médicos, pero el grave problema es que el LSD tiene un efecto alucinógeno«, añade el profesor de la UPF, Gustavo Deco. 

Cortesía.

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