Por Juan Rey Dux
En esta ocasion, iniciamos la conmemoración de aquel ente andrógino que por todas las maneras posibles supo crear arte para que el mundo avanzara para mejor. Siempre para mejor. David Robert Jones, mejor elucidado como David Bowie.
Nace un ocho de enero en Londres y fallece un día diez también de enero, a los sesenta y nueve años. A dos años de la aparición de su último disco, el sempiterno “Black Star”. El número veinte y cinco.

El programa de la BBC Icons lanza en 2002 una encuesta el cual pusiera en consideración y sopesara a los virtuosos más influyentes e importantes de todas las áreas del esfuerzo humano (aparecían gente como, Marilyn Monroe, Muhammad Ali, y hasta personajes como Mahatma Ghandi y Albert Einstein). Entre los ganadores de la encuesta surgen el científico Alan Turing, el explorador Ernest Shakcleton, el ex presidente Nelson Mandela, Pablo Picasso, Charles Chaplin y el mismo David Bowie ganándoles incluso a los Beatles y a Elvis Presley.
Años atrás el imperio Británico pretendía también condecorar al maese Duque Blanco con nombrarlo, “Comandante del Imperio Británico” por su contribución a la humanidad, el cual (obviamente) rechazó por considerarlo un premio indigno, retrograda, y clasista. –en pocas palabras había dicho que eso no era para él-.
Apenas a dos años de ya no tenerlo con nosotros los mortales y para todas las generaciones advenidas, sera inevitable hacer cruce de conocimiento letristico, actoral, pictórico, teatral, musical, productor, arreglista, compositor, y un infinito etcétera. Un (o mejor dicho El) artista en la exacta acepción de la palabra. Quien por obviedad tuvo episodios de menor, de mediana, y de alta creación, pero en cada uno siempre manifestó originalidad, audacia, e intrepidez en cada acto y en cualquier área que quisiera indagar.
Por eso rendimos tributo al Mayor Tom no cabiendo duda que también habrá sido condecorado allá en las galaxias más lejanas por su contribución estética en este planeta. Y como decantaba el filósofo francés Michel Foucault por una vida vuelta obra de arte. Que indudablemente el sibarita David Bowie hizo. Hasta siempre y por siempre Starman.