Lubezki es el guía en campos visuales suntuosos y exquisitos, consigue llevarnos de la calidez a la frialdad, entre la fantasía y la realidad
Por: Miguel Gómez del Campo
Apodado «Chivo», debido a su esbelto perfil y a su larga cabellera china, Emmanuel Lubezki Morgenstern es ya el personaje de la cinematografía mexicana más exitoso de todos los tiempos. Desde aquel primer Oscar para México ganado por Anthony Quinn como Mejor Actor en 1952, el cine mexicano no había tenido una figura tan relevante en la industria del cine como el “Chivo”.
Estudio en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, junto a su eterno amigo Alfonso Cuarón, poco a poco este par comenzaban a dar muestra de un especial talento que rebasaba, por mucho, el conocimiento técnico. Lubezki destacaba por ser un artista conocedor de la condición humana que se expresa a través de la luz.
Lubezki nació en la Ciudad de México en 1964 y puede considerarse que el amor por el cine es una herencia de su abuela paterna, una joven rusa que escapó junto con su familia de su patria durante la revolución bolchevique, y quien pretendía hacer una carrera actoral en Hollywood. Pero la pasión por la fotografía cinematográfica empezó desde pequeño, cuando gustaba de ver películas extranjeras sin subtítulos, únicamente disfrutando las imágenes que éstas presentaban, aun cuando no entendiera nada de lo que decían.
Lubezki construye universos
El director de fotografía ayuda a construir las imágenes con las que el director contará la historia que veremos en pantalla; es el maestro sin nombre. Muchas voces coinciden en que el fotógrafo es el colaborador más importante del director de cine, tanto en el aspecto creativo como en el técnico. Se trata de escribir con la luz y aunque es un cliché, es una labor placentera porque es colaborativa.
Todo empezó desde que dirigió la fotografía de Será por eso que la quiero tanto, un cortometraje de drama y romance dirigido por Carlos Marcovich de 1985. Desde el cual han desprendido 36 películas como cinematógrafo, cinco cintas como productor, tres películas y un documental como director.
Lubezki es el guía en campos visuales suntuosos y exquisitos, consigue llevarnos de la calidez a la frialdad estableciendo, como nadie, los tonos en los que se mueve la cinta, entre la fantasía y la realidad.
Entre sus restricciones autoimpuestas están filmar con luz natural y a contraluz para conseguir continuidad y profundidad. Con lentes de distancia focal corta; el único filtro elegible es el polarizador. ¿El resultado? Imágenes deliciosas al filo de la catástrofe como si no fuera una puesta en escena y las tomas descubrieran las situaciones.

Generalmente decide rodar con luz natural, es lo que permite obtener los colores tal y como se muestran en la escena real; todo parece verse a través de una ventana, evitando el granulado y la textura. Y mientras más se aprende, es más fácil incrementar el número de limitaciones. En ocasiones, los paisajes que nos ofrece resulta porqué él mismo se obliga a filmar con una sola abertura de diafragma y los paisajes sean totalmente filmados en 65 mm. Con eso consigue absorbernos en una profundidad de campo con más definición y resolución que el ojo ve y la mente absorbe con éste tipo de película.
Talento Innato
Lubezki ha salido bien librado de los diversos retos que ha emprendido, ha escrito prodigios con luz y ha superado provechosamente la paradoja que, de acuerdo con Jack Lach, se le presenta a los fotógrafos: enviar su mensaje con las imágenes de la historia pero sin “jalar demasiado la atención hacia la fotografía”. El “Chivo” es el único que logra favorecer el curso dramático de la cinta. Su labor técnica es extraordinaria, maneja con brillantez las densidades del color y de la luz, lo que ayuda a crear atmósferas propicias no sólo para establecer el tono dramático, sino para materializar los estados de ánimo de los personajes y empujar la emoción del espectador.
Es un creador de obras de arte. Su labor es importante pero no es un fin en sí misma y si la fotografía opaca otros elementos, quiere decir que algo salió terriblemente mal. Si un fotógrafo impone su estilo es debido a que el realizador no sabe hacer cine, porqué puedes tener actuaciones maravillosas y al director más caro, pero si la música, los movimientos de cámara, la elección de los lentes y la iluminación no están bien, la película no funciona. Todo y todos deben trabajar juntos.

Hay magia en la mirada de Lubezki, tiene uno de los ojos mejor educados para convertirse en amo de la luz hasta hacernos sentir el sudor, el aliento, la sangre y las lágrimas del protagonista. Es un fotógrafo que nos hace parte de la escena, nos envuelve en un romance visual siendo inmersivo y visceral en cada uno de sus cuadros. Un artista insuperable.
RECONOCIMIENTOS
Estos son algunos de los múltiples premios y nominaciones que ha conseguido Emmanuel Lubezki a lo largo de su carrera:
Oscar
2016 – The Revenant – Ganó
2015 – Birdman: Or (The Unexpected Virtue of Ignorance) – Ganó
2014 – Gravity – Ganó
2012 – The Tree of Life – Nominado
2007 – Children of Men – Nominado
2006 – The New World – Nominado
2000 – Sleepy Hollow – Nominado
1996 – A Little Princes – Nominado
Premios BAFTA
2016 – The Revenant – Ganó
2015 – Birdman: Or (The Unexpected Virtue of Ignorance) – Ganó
2014 – Gravity – Ganó
2007 – Children of Men – Ganó
Premios del Sindicato de Cinematógrafos – Estados Unidos
2016 – The Revenant – Ganó
2015 – Birdman: Or (The Unexpected Virtue of Ignorance) – Ganó
2014 – Gravity – Ganó
2012 – The Tree of Life – Ganó
2007 – Children of Men – Ganó
Premios Ariel – México
1994 – Ámbar – Ganó
1993 – Miroslava – Ganó
1992 – Como agua para chocolate – Ganó
1992 – Sólo con tu pareja – Nominado
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