Todos hemos experimentado coincidencias tan perfectas e improbables de que sucedan que nos resultan mágicas. Coincidencias, casualidades o encuentros fortuitos en el momento preciso. Canciones o libros que pareciera nos hablan. Imágenes, frases, carteles o números que captan nuestra atención y se nos aparecen como dando una respuesta a algo que tenemos en mente. Esto es el sincrodestino.
A menudo las interpretamos como “señales”. Un sentimiento mágico y una certeza de que vamos por buen camino y estamos en el momento indicado haciendo lo que debemos hacer en cuanto a nuestra misión de vida. ¡Es el sincrodestino!
Una experiencia sincrónica suele venir a nuestras vidas cuando menos lo esperamos y cuando más lo necesitamos o buscamos. En el momento exacto cambiando o reforzando la dirección de nuestro camino e influyendo en nuestros pensamientos y decisiones.
Pareciera que es el lenguaje o la manera del universo o guías superiores de comunicarse con nosotros e indicarnos el camino a seguir. La forma en la que el mundo inconsciente se conecta con el mundo consciente. Todos los procesos que se llevan a cabo en nuestro cuerpo para forjar la realidad.
Estos fenómenos misteriosos se reconocen desde la antigua Grecia. Pitágoras hablaba de la armonía de todas las cosas. Platón aborda en la República la relación existente entre el mundo concreto sensible, y el mundo inteligible.
Heráclito creía que el mundo estaba gobernado por un principio de totalidad. Hipócrates, creía que todas las partes del universo estaban unidas las unas con las otras. Y que “elementos simpáticos” se buscan los unos a los otros. Que todas las partes se expresan con autonomía y respondiendo a un orden superior.
En Oriente, la filosofía taoísta o la espiritualidad budista o hinduista también conciben un universo interconectado e interdependiente.
Así como otros varios filósofos y pensadores a lo largo de la historia que documentan teorías de que todos los acontecimientos en el mundo mantienen una relación significativa y que existe una realidad superior que dejamos de observar por mantenernos distraídos en el mundo material, por la ambición del ego y por nuestro libre albedrío.
Este principio que va más allá de lo que entiende la ciencia. Funciona más en cuestiones de energía, metafísica y electromagnetismo. La sincronicidad consiste en la unión de sucesos o situaciones externas con procesos cognitivos internos que encuentran significado o relación del entre sí.
El lenguaje que usa el universo para que seamos participes del mismo. La magia de la vida que nos lleva a descubrirnos como parte del todo y ver directamente la energía como fluye en el universo.
Pero quién define y estudia más a fondo el fenómeno es Carl Gustav Jung, psiquiatra suizo. Plantea el principio de sincronicidad en los años 50’s.
Una teoría que rompe con el tiempo y espacio, y que Jung extrae de varias disciplinas en las cuales también se interesó; como en el simbolismo, la mitología, la interpretación de los sueños, la filosofía, el gnosticismo, la alquimia, la cábala, el hinduismo y el budismo entre otros.
Carl Gustav Jung
Fue en 1952 que el médico psiquiatra suizo, pionero y figura clave del psicoanálisis, Carl Jung acuña el concepto de “sincronicidad” para definir «la simultaneidad de dos sucesos vinculados de algún sentido pero de manera acausal».
La sincronicidad junguiana posee tres características distintas:
*Los eventos están conectados de manera «acausal». (Término del mismo Jung) Es decir sin causa aparente.
*La ocurrencia del evento va acompañada de una profunda experiencia emocional.
*El contenido de la experiencia sincrónica, tiene un carácter simbólico. Se encuentra algún significado o respuesta en quién lo experimenta.
La sincronicidad se entiende como la coincidencia temporal de dos o más eventos o símbolos, que guardan relación entre sí, pero que no son uno causa del otro. Se podría decir que entran en sincronía. Estás donde y cuando tienes que estar. Así como cuando en la música se encuentra la armonía, el punto de equilibrio.
Suceden causalidades en vez de casualidades. Un patrón que conecta puntos o eventos hacia cierta dirección. Una teoría que nos dice que nuestra existencia no está gobernada por la suerte, ni el azar, sino por «la ley de la sincronicidad». Que existe un orden en todo cuanto acontece en el universo.
El Sincrodestino en la actualidad
El principio de Jung ha obtenido gran aceptación en la ciencia contemporánea. La teoría encuentra respaldo en experimentos del teorema de Bell. Las partículas subatómicas permanecen conectadas de forma acausal, aún cuando estén muy separadas en el espacio.
Un concepto que ha logrado una fuerte difusión a nivel metafísico y mediático, a través de libros como, «Las Nueve Revelaciones» de James Redfield, que relata la importancia de identificar las señales a través de episodios de sincronía.
El Alquimista de Paulo Coelho, que nos inspira a conectar con el todo que representa el Universo. Y también El Secreto de de Rhonda Byrne, que vincula el principio aquí descrito con la Ley de Atracción. Nos relata que lo que se decreta se manifiesta; entre otros varios libros, documentales y películas que abordan de diversas maneras este fenómeno.
¿Cómo entrar en sincronicidad o armonía con mi ser superior?
Para ello, tenemos que estar receptivos y atentos al mundo que nos rodea. Crear la apertura a esa posibilidad de sincronicidad, de ver el mundo bajo otros ojos.
Observar y sentir todo como un espectador sin distracciones o pensamientos, solamente observar y sentir. Esta invisible red de conexiones tan solo puede intuirse y comprenderse con el corazón y otros sentidos que no desarrollamos.
Debemos empezar a actuar desde el corazón y empezar a ignorar un poco a la «razón». Dejar atrás todo tipo de creencias, miedos o sostén que nos tenga atados nuestra propia lógica y zona de confort. Dejar de actuar con la cabeza, no tratar de entenderlo todo, de ver todo bajo nuestro propios lentes y conveniencias.
Aquí esta el secreto o la formula mágica para encontrarnos con nuestro verdadera escencia y misión en la vida. Vivir conscientes. Que nuestros malos hábitos, orgullo o ego no nos dejen fuera de estar en el lugar indicado, momento indicado, con las personas indicadas y haciendo lo indicado para seguir creciendo y evolucionando.
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El sincrodestino es como un rally en el que hay que estar bien atentos de todas aquellas causalidades, números, canciones, olores, personas, animales, situaciones o cualquier cosa que nos remonte a ver o sentir algo mágico.
Muchas veces nos vemos atorados en la vida y sin poder salir del mismo ciclo. No somos capaces de escuchar lo que nos pide nuestro corazón y seguimos aferrándonos a lo que nuestro ego quiere o la razón cree solo bajo lo que conoce. Hay que rendirse y reconocer que no conocemos aún todo, que no comprendemos nuestra existencia por completo aún. Hay que estar abiertos a lo desconocido para que sucedan cosas mágicas.
Salir de nuestra zona de confort requiere valor y no es fácil, pero es necesario para seguir al siguiente escalón y para que se empiecen a manifestar nuevos eventos y situaciones sincronicos que nos lleven a reír, a la felicidad y plenitud y todo lo que está vida tiene por ofrecernos.
Hasta ese momento comienza a darse, fluir y manifestarse todo de manera mágica. Pues no estas forzando nada, sino estas haciendo lo que antes de nacer sabías que venías a hacer.
Encontrar y estar atentos esas «señales» que nos indican que estamos en armonía con el momento. Que estas justo en dónde deberías de estar y haciendo lo que deberías hacer, tomando un camino de corazón.
Sincrodestino: ¿mera casualidad o una señal de que vamos por el camino correcto?
A veces debemos dejar de tratar de comprender todo bajo nuestra propia lógica y estar abiertos a la magia de la vida. Pues también se ha probado que el extremo escéptico de estos espectros o la carencia de capacidad para el pensamiento mágico está ligada directamente a la anhedonia, la incapacidad de experimentar placer.
La realidad es que la nuestro cerebro se encuentra trabajando a toda velocidad una tal cantidad de procesos e información que jamás podríamos manejar o entender de manera consciente. Al abrir los ojos y para ver lo que vemos o lo que conocemos como realidad, ya sucedieron millones de procesos inconscientes que hacemos en automático.
En muchos casos donde podríamos decir que la intuición o cierta decisión nos empuja en determinado sentido, talvez simplemente se trata de el significado final que encuentra o le damos a toda esa información que desconocemos.