El Xoloitzcuintle, un acompañante en el inframundo

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xoloitzcuintle perro

Historia de la Raza

El xoloitzcuintle, raza nativa del estado de Colima México, es considerado una «joya arqueológica viviente». El perro guardían del inframundo y desde 2016 declarado «símbolo y patrimonio cultural» de la ciudad de México. Se estima que tiene más de 7 mil años. Ha sido una raza conservada a través del tiempo sin que el hombre haya intervenido en su genética. Se dice que se encontraron manifestaciones desde 3500 A.C en la «Cueva del Tecolote» en Huapalcalco del estado de Hidalgo. 

Tras la llegada de los Españoles según el jesuita Francisco Javier Clavijero, se dice que encontraron a los xoloitzcuintles nutritivos y de buen sabor. Durante el tiempo de la conquista a falta de otra carne, los españoles los comieron hasta casi acabar con la especie por su consumo indiscriminado. Al mismo tiempo también se cree que para acabar con los mitos religiosos y tradiciones vivas  del pueblo mexica. 

Durante siglos estuvieron al borde de la extinción, hasta que en 1954 la «Federación Cinológica Internacional» se dio cuenta de que la raza se extinguiría. Esto si no se tomaban medidas drásticas para salvarla. Esto llevó a la «Expedición Xolo» de 1954, ampliamente publicitada. Con la aprobación oficial de la FCI, el historiador Norman Pelham Wright apoyado por autoridades caninas mexicanas y británicas crearon un plan. Se pusieron en marcha para descubrir si todavía existían xoloitzcuintles de raza pura en áreas remotas de México. Se encontraron diez Xolos estructuralmente auténticos los cuales formaron la base del programa para revivir la raza.

El Xoloitzcuintle y «El día de muertos»

La relación del xoloitzcuintle con el día de muertos esta basada en la mitología mexica. El dios Xólotl era hermano gemelo y contraparte del dios Quetzalcóatl, representa la oscuridad , lo desconocido, la transformación y la muerte; a contrario de quetzalcóatl que representa la luz, la vida y el conocimiento.

El dios Xólotl descendió a Mictlán o lugar de los muertos para obtener un hueso que haría posible la formación de la humanidad. Cuando lo logró, se presentó y le entregó el preciado hueso a Mictlantecuhtli, el señor de la Muerte. Xólotl regresa al mundo de los vivos en forma de perro Xoloitzcuintle.  Y así los dioses pudieron crear al primer hombre y a la primera mujer.

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perro muerte

Los xoloitzcuintles al conocer y haber atravezado el inframundo y la oscuridad, se convirtien en guías y habitantes de Itzcuitltán. Acompañaban a las personas al morir por los diferentes caminos que debían de atravesar del inframundo para liberar su alma o tonalli. Por esta razón se les sacrificaba y enterraba junto con su muerto, al cual debían guiar por el camino del Mictlán como aliado trascendental. 

Los xoloitzcuintles acompañaban a las almas de los difuntos cuando viajaban al Mictlán, el inframundo.

El fascinante inframundo de los mexicas

Se dice que el difunto al abandonar este plano terrenal despertaba a la orilla de un río. Esta sería la primera de las pruebas para encontrar el descanso eterno de su alma. El camino era largo y peligroso y constaba de nueve niveles, cada uno ponía a prueba el carácter, convicción y resistencia. El viaje duraba cuatro años y si se lograban superar todos los obstáculos, el alma era recibida por las deidades del inframundo Mictlancihuatl y Mictlantecuhtli. Así sería liberada completamente de los padecimientos del cuerpo.

El encuentro con el xoloitzcuintle

El primer nivel era Chiconahuapan o Itzcuintlan, lugar de perros habitado por xoloitzcuintles. En este estrato los muertos tendrían que cruzar el ancho río Apanohuacalhuia que delimitaba la frontera entre los vivos y los muertos. Ahí habitaba Xochitónal, una iguana gigante y a sus orillas vagaban los muertos que no habían recibido ayuda de algún xoloitzcuintle. Esto debido a que en vida no fueron dignos de corazón. Pues para atravesarlo, se requeriría la ayuda de un Xoloitzcuintle quien decidiría si fuimos o no justos para poder continuar. 

Se cree que solamente los xoloitzcuintles negros lograban cruzar con facilidad. Si tenían alguna mancha blanca, significaba que ya habían ayudado a alguien más a cruzar en alguna ocasión.

“Dicen que el difunto que llega a la ribera del río, mira al perro, si este conoce a su amo luego se echa nadando al río hacia la otra parte donde está su amo y lo pasa a cuestas.» 

Bernardino de Sahagún «Historia general de las cosas de la Nueva España»

Aquellos que no encontraban su Xoloitzcuintle para cruzar el río eran obligados a vagar y permanecer por las orillas. Sufriendo constantemente por el remordimiento de haber no haber sido dignos de pasar. Por eso, era común tener y criar perros con cariño y amor, para encontrarse con ellos a la orilla del río al momento de morir.

Fuentes:
https://www.ngenespanol.com/naturaleza/xoloitzcuintle-perro-prehispanico/
https://neomexicanismos.com/cultura-mexico/xoloitzcuintle-historia-perro-azteca/

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