Nos hemos perdido, no sabemos lo que es realmente vivir

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El sol se derrite al paso del día, en mis manos vacías, en tus ojos profundos, mi mirada perdida derrama desesperación, en el último piso de un edificio la noche nos envuelve a través del vidrio del ventanal, y no sabemos qué hacemos ahí escondidos, no sabemos cómo es que nos hemos perdido, no sabemos en qué momento del escape nos ahogaron las ganas de volver a casa, nos hemos perdido, y perdimos lo que somos. Nos dimos cuenta de lo grande que es la Tierra, buscando experiencias, nos volvimos locos por las aventuras, y las personas no lo saben, no saben lo que es realmente vivir, que hemos nacido en un lugar pero tenemos que vivir en todo lo que podamos recorrer.

Nos hemos perdido, entre tantos ocasos se nos oscureció lo que alguna vez fuimos, nos dimos cuenta que la propiedad no existe, que el mundo no es de nadie, entre tantas personas que deambulan en sus propias derrotas los únicos que triunfan son los que se pierden en la deriva, en el fin de un ocaso, pernoctan sin sueños, y se vuelven a encontrar así mismos en el alba, se reconocen en cada amanecer que absorbe las montañas con su luz.

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Nos hemos perdido, reconocemos que a veces queremos volver a casa, con nosotros, con ellos, pero el mundo es tan grande y el tiempo es tan poco, que nuestras piernas se volvieron un hogar.

Perdimos cosas para poder volar, tiramos por el suelo todo lo que nos pesaba…

Estamos perdidos, pero cuando yo toco tu mano, me he vuelto a encontrar, y cuando tú me miras con tus ojos perdidos y me abrazas, te vuelves a encontrar. Cuando nos tumbamos bajo los árboles mientras nuestro labios se besan y en ese momento no llevamos puesto nada encima más que una sábana de aire a nuestras espaldas, es ahí donde llamamos hogar, en tus brazos, en los míos, en nuestro interior, mientras una ráfaga revela la estela de luz que nos alumbra la luna, entre miradas y melifluos nocturnos, entre labios y sonrisas que se sienten bajo la piel, entre el tiempo que nos queda y los lugares que ya no quedan, entre el ocaso y el alba que nos despierta, los árboles y el aire que nos envuelve, las aves y los peces que nos observan, el destello de luz y la oscuridad que nos protege, la Tierra que nos parió, y que al fin de todo, triunfamos como humanos…

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