Por Antónimo de Versus
“Puede que sea a través de los sueños que licuamos todos aquellos pensamientos que no logramos integrar para beneplácito de nuestra cordura”.
- ¡Ésta y unas cuantas reflexiones más nos tenían desvariando!
Mi amigo en frecuencia (como yo lo llamó), ahondaba en temas como la utilidad de los sueños y el deja vú, su teoría sobre este último es interesante, él lo llama “señal doble”, es decir, un estímulo repetido e inintencionado de nuestro cerebro que nos recuerda que somos el observador y el observado.
Después de procesar toda esta información con un asombro genuino, puesto que mi intuición dictaba que provenía de la misma fuente de donde yo había estado extrayendo con anterioridad un tema que hacía meses me tenía inquieto, me permití cavilar.
A continuación les presentó un extracto de lo que pude transcribir después de aquel caos destellante:
La era de la contemplación
Comencé alertando al entonces presente, de la vulnerabilidad que padecemos todos los seres humanos al reconocer nuestra exposición desmedida ante los diversos y cuantiosos estímulos externos provenientes del entorno, de ahí la importancia de ejercitar nuestro sistema de filtraje; lo llamaremos, abstracción selectiva. Una forma de rescatar de entre toda esa persuasión sólo información útil, como citó Sócrates, verdades relevantes.
Advertí que es nuestra responsabilidad apartarnos de aquello que no nutre nuestra realidad, a medida que vamos madurando también vamos puliendo todas estas distorsiones cognitivas producto de tal rebaso, adquiridas sobretodo durante la infancia y gran parte de la adolescencia. Quizá sea éste el objetivo central de la adultez.
Realidades paralelas
Así como vivimos rodeados de bombardeos absurdos, es fascinante darnos cuenta que de entre todos estos estímulos, se encuentran también joyas o mejor dicho semillas, que germinarán a su debido tiempo, transfiriendo toda su magia de un suceso atemporal (o al menos así lo percibimos) a uno completamente vívido, que quizá no sea otro que el mismo objeto inspiracional inicial viajando a través de una espiral sin fin que empuja a la flor de la vida.
No cabe duda que gran parte de lo que nos motiva a ser lo que somos recae en las experiencias; si bien los genes pueden contribuir no son determinantes al establecer completamente la identidad de un ser encaminado a la autorrealización. La relación con tus padres, hermanos, abuelos o cualquier otro miembro de tu familia, amigos, profesores, intelectuales hace la diferencia, incluso admirar a alguien basta para apuntalar tu cosmovisión.
En este sentido, es completamente admirable quedar atrapados por una obra a diferencia de una vida, ¿qué sustancia conforma tal visión? ¿Será que se comparte el cúmulo de valores reflejados en tal intención hasta ese momento? ¿Será una virtud de la espontaneidad o de la honestidad? ¿Será una cuestión de afecto o apego incierto? Si es así, como humanidad nos une más de lo que pensamos.
Quizá no solo crecemos, sino como las plantas somos empujados por una energía que aún no conocemos por completo. Comienzo a sospechar que todos somos portadores de tal brío.
Neuro-lealtad
Me arrojé a acuñar este término que aún no tenía bien definido en un intento por ensayar con las palabras. Creo que todos somos capaces de crear conceptos de utilidad, es más lo considero un deber y cualidad de cualquier pensador iniciático.
- Me encontraba desvariando cuando esta palabra vino a mi mente y no pudo ser más claro. ¡Lo tenía!
Meta-Impresionismo… lo defino como un fenómeno que ocurre al vernos expuestos a un estímulo determinado en una etapa temprana de nuestra existencia, generalmente visual (aunque no se descarta cualquiera que podamos explorar con los sentidos), de tal forma que nuestro subconsciente fácilmente impresionable se apropia de aquella imagen, idea o suceso, atesorándolo como sustrato primordial que en la caverna de nuestra imaginación no para de resonar a través del tiempo con el único objeto de recrearlo. Es tan fuerte la alineación que produce en nuestro interior que avanza convirtiéndose en el porqué de nuestra existencia, abatiendo cada uno de los cómos.
La ilusión más bella.
Todo pensador, incluso los más grandes tenían una visión limitada de los acontecimientos globales. Cada vez que opinamos, lo hacemos desde nuestra propia carencia y a menudo no logra refractar el ideal colectivo, ¿realmente importa? No existe camino distinto para llegar a concebirnos siquiera pragmáticos, mucho menos sabios. Es por ello que lo que sirve a otros quizá no te sirva a ti y viceversa. ¿Qué más da, si hemos llegado a las cumbres borrascosas de nuestro haber, comenzar a dar pasos en el vacío? ¿No es así como se ha forjado lo más noble que tenemos? ¿Y que hay si nos dejamos atar por estos ideales? Al final estaríamos honrando lo mejor de nosotros mismos.
No cabe duda alguna que cada quien vive inmerso en su propia ilusión. Así que ¿sostienes tu realidad o tu realidad te sostiene?.