¿Feminismo para qué?

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Yo sinceramente deseo señalar en qué consiste la verdadera dignidad y la felicidad humana. Deseo persuadir a las mujeres para que se esfuercen en adquirir fortaleza, tanto en su mente como en su cuerpo, y convencerlas de que las frases suaves, la susceptibilidad del corazón, la delicadeza de sentimiento y el refinamiento del gusto son casi sinónimos con epítetos de debilidad, y que esos comportamientos son sólo objeto de lástima.

Mary Wollstonecraft

La opresión masculina ejercida sobre el sexo femenino existe, y ha existido desde el principio de los tiempos, real no fake. Para ponerle un alto fue necesario que las mujeres reconocieran su situación de segundidad (o sea lo que va después del hombre), aprehendieran sus derechos como seres autónomos,  se unieran y empezaran a luchar por el reconocimiento de esos derechos.

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El primer paso ya está dado, hoy nos toca a nosotras continuar la lucha, porque los cambios sociales no son lineales, sino más bien rizomáticos. Actualmente tanto hombres como mujeres, tenemos la obligación de ser feministas (sí aplica  para los hombres también), y creo que es necesario explicar en qué consiste esa necesidad que no podemos evitar, que nos hace ser y actuar de determinada manera. Aclaro también que el feminismo no tiene nada qué ver con odiar a los hombres, tener envidia del pene, o ser mal cogidas. Esa es una postura incongruente con la ideología feminista. Nosotras queremos respeto, para todas y todos. El feminismo es un discurso de amor y humanismo.

La RAE (de la cual me reservo mi opinión respecto a su postura sobre el lenguaje inclusivo, porque eso es carne para otro caldo) describe el feminismo de la siguiente manera: 1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. 2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo.

marcha feminista

Sin irnos más lejos y de forma un tanto reduccionista, podríamos decir que queda claro, igualdad de derechos, realización efectiva de esa igualdad. El detalle está en el proceso que hay detrás de esa igualdad de derechos y esa realización efectiva. No es algo que se dé en automático, ha sido una lucha, en la que muchas mujeres han tenido que vérselas muy duras para conseguir lo que tenemos hoy nosotras.

Podemos remitir los orígenes del movimiento feminista a mediados del siglo XVlll, con la escritora Mary Wollstonecraft y la publicación de su libro Vindicaciones de los derechos de la mujer (1759), como referente. El feminismo ha sido una lucha donde se ganan pequeñas batallas; legalización del aborto en Francia en 1975, reconocimiento de la mujer mexicana como ciudadana en 1946, Declaración de la Conferencia Internacional del Trabajo sobre la igualdad de oportunidades y de trato para las trabajadoras (1975), Convenio sobre Protección de la Maternidad (2000), -en el que se regula la protección en caso de riesgos en el embarazo-, sólo por mencionar algunas, pero la “guerra” no se gana nunca, entendida como el intermitente –en algunos casos constante-, estado de opresión ejercido sobre las mujeres, el cual se manifiesta de muchas formas: desigualdad de oportunidades laborales, limitación de nuestra capacidad reproductiva, menor sueldo recibido en comparación con un hombre, por el mismo empleo realizado, y la lista sigue.

Si nos preguntamos ¿cuál es la razón de esa opresión? La respuesta es que resultaba conveniente para los señores y nosotras, dulces damiselas se los permitimos. Afortunadamente eso ya se acabó, ya no queremos ser damiselas, ni princesas, ni objetos de nadie. Nos hemos reconocido como seres humanos en igualdad a ellos, con total capacidad de elección, y estamos dispuestas a ejercer esa capacidad de decidir con todas sus consecuencias.

marcha feminista paris 70s

El momento que como sociedad estamos viviendo actualmente, no puede sostener que las mujeres sigamos siendo sometidas, entendidas como seres humanos de segunda categoría,  precisamente es en ese cambio de percepción en el que todas tenemos que trabajar juntas, el feminismo se trata de sororidad, de revelarnos a las limitaciones del patriarcado, y desembarazarnos de la ilusión de comodidad y falsa seguridad con la que nos detenía anteriormente; el macho, como buen cazador,  atrapaba a la mujer con el matrimonio y la disecaba con los hijos.

Y pretende seguirlo haciendo si nos descuidamos, porque “calladita te ves más bonita” y si dependes económicamente de un hombre, es más fácil que te manipule a su antojo. Por suerte para la subsistencia de la especie humana, no todos los hombres son machos ni cazadores, y si tener a uno en especial cerca de ti te hace feliz, pues felicidades amika, ¡éxito! El feminismo no surgió para juzgar a otras mujeres por ser madres o esposas, busca que podamos decirnos entre nosotras “apoyo tu decisión de ser lo que tú quieras, y defenderé tu derecho a elegir lo que prefieras”.

01 Aug 1969, San Francisco, California, USA — Demonstrators remove their brassieres during an anti-bra protest outside a San Francisco department store. — Image by © Bettmann/CORBIS

La mujer puede escoger casarse o no, ser madre o no serlo, amar a hombres o mujeres, o a ambos al mismo tiempo, si eso la hace feliz, y en eso consiste la sororidad, en respetar y apoyar el albedrio de nuestras hermanas.

¿Entonces, feminismo para qué? Para que los hombres nos reconozcan como sus iguales en calidad humana, no como seres de segunda, que necesitan su protección. Feminismo para ser respetadas, porque somos seres humanos, no por ser madres, hijas, o esposas de nadie.  Feminismo para ser libres, para decidir sobre nuestro cuerpo, PORQUE ES NUESTRO y no le pertenece a nuestres hijes, padres, novios, esposos, hermanos o cualquier otro ser presente en nuestra vida.

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